31 de agosto de 2008

10 AÑOS DE ATENCIÓN CLÍNICA EN EL CIEC - asociado al Instituto del Campo Freudiano

Acontecimiento
Por Gabriela Dargenton
Directora del CIEC

Era julio de 1998, en Barcelona, atravesando momentos cruciales y complejos para la comunidad psicoanalítica de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, cuando Jacques-Alain Miller nos recibía para tratar lo que queríamos que nazca. Ese querer era ya el efecto de un largo trayecto hecho en el marco del Hospital Neuropsiquiátrico de la Provincia de Córdoba que la orientación Lacaniana había abierto allí, a partir de cursos, grupos de investigación, presentación de enfermos, lecturas clínicas lacanianas en distintas áreas -por aquellas épocas- impensables de hacer pasar. A ese querer hecho de consecuencias y decisión, quien era entonces el delegado general de la AMP, Jaques-Allain Miller supo escuchar y aceptar su nacimiento haciéndole lugar en el Campo Freudiano.
Gestado en Córdoba y dado su nombre, su rasgo y lugar como Instituto asociado al Campo Freudiano, en el X Congreso de la AMP “El partenaire síntoma”, nace el CIEC, que cumple hoy sus primeros 10 años.
El acontecimiento de su cumpleaños programa distintos banquetes epistémicos que celebrarán la marca de particularidad local, que encuentra su nombre y su orientación en la comunidad nacional e internacional en la que inserta su trabajo y su decisión por la supervivencia del psicoanálisis.
La lucha que se libra hoy para el psicoanálisis tiene varios frentes, situar cada vez nuestro Otro para cada acción política, es nuestro deber ético y nuestra chance de encontrar la interpretación que convenga. Los estados supuestamente “Benefactores” que protegen a sus “feligreses” indicándoles cuál es el verdadero bien “Paratodos”, las estadísticas, el mercado de medicamentos, la falsa ciencia… son todos velos que sirven, como dice Jaques-Allain Miller “al sueño totalitario que anima a numerosos burócratas” y cuya meta final barre con la práctica y la enseñanza del psicoanálisis.
Gobernar ha sido, desde Freud, una de las profesiones imposibles; pero encontrar hoy un decir cuya ocasión pueda demostrar en el otro esas falacias del mundo actual, es nuestra prueba del bien-decir para el que nos formamos en el interior de nuestra civilización, es decir por fuera de todo fantasma de extraterritorialidad, donde la segregación es sólo autosegregación.
En agosto, el CIEC celebró las II Jornadas Nacionales de la Nueva Red CEREDA (NRC). Fue el lugar para decir cómo el psicoanálisis de orientación lacaniana cuestiona la estandarización del sufrimiento de los niños y ofrece sus respuestas.
La red mundial de investigación de psicoanálisis con niños (NRC) tomó la palabra en Argentina a partir de tres puntos que anudan esta red: Buenos Aires (“Pequeño Hans”- CICBA); Rosario (ERINDA) y Córdoba (Departamento de Investigación de Psicoanálisis con Niños del CIEC).
La siguiente celebración será en octubre; dedicada y organizada a partir de la demostración clínica y epistémica de los efectos terapéuticos a partir de nuestros dispositivos de atención a la ciudad, transcurrida la primera década de asistencia. Una ocasión para evaluar en el Otro Social el modo de presencia y demostrar nuestra eficacia. La comunidad nacional compartirá también esa transmisión de resultados.
A veces diez años no es mucho, la experiencia subjetiva de “parece que fuera ayer” dice sobre lo vivo de un deseo que el CIEC demuestra, en sus pasos, en su experiencia institucional fresca, diversa y cotidiana. Pero también estamos advertidos de que cada paso requiere, más que nunca, “que a ese deseo hace falta quererlo”. Nuestro cumpleaños celebra ese querer vigente.


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De-formación, transformación, efectos y paradojas

Por Ana Simonetti
Presidente del CIEC

De los fundamentos de la experiencia…

El IIIº Congreso de la AMP abordó el asunto: la formación del analista. Aún los Centros de Atención no habían tomado la escena de la AMP. Desde entonces - julio de 2002 hasta hoy - han sucedido muchas cosas en ese sentido en nuestro campo: la multiplicación de las ofertas de atención al sufriente en su diversidad no deja de ocurrir. Una cifra: en el último Congreso, en la primera reunión de RIPA América se presentaron 79 declaraciones de dispositivos asistenciales, 17 como instituciones de psicoanálisis aplicado de las escuelas e institutos, 12 fundadas y dirigidas por miembros de las escuelas.
A mi gusto, al Centro de asistencia podemos ubicarlo en la perspectiva del psicoanálisis puro y el psicoanálisis aplicado, tema que en la Orientación Lacaniana, Miller trabajó intensamente en su curso 2000-2001 “El lugar y el lazo” especialmente, oponiendo ambos a la psicoterapia.
Era necesaria una respuesta otra a la subjetividad, que las brigadas antitrauma que restauran el sentido. Así también, una respuesta a las patologías de la época, a la demanda creciente ante las urgencias subjetivas, a la ausencia de suposición de saber, y por qué no: responder estando a la altura de la época, despertarnos los analistas de las Escuelas del sueño de la pureza que empieza y termina en un trayecto lineal de la experiencia. Es decir, el psicoanálisis de la Orientación Lacaniana en su acción social.
Esto se localiza también en una época en que el psicoanálisis tiene un lugar ganado en la civilización: él instaló el poder de la palabra que alivia, pero que no está asegurado en tanto la civilización misma lo ha ingresado en el conjunto múltiple de prácticas de la palabra. Entonces el psicoanálisis debe producir su diferencia. ¿Y cuál es la vía?; a mi entender su diferencia la hace con una práctica en relación al sentido y al uso del semblante. Si bien la práctica analítica estuvo asentada en el sentido como significación, la última enseñanza de Lacan la desplaza al fuera-de-sentido.
Y Miller esclarece en el curso citado, al punto de decir que la última enseñanza de Lacan es una elaboración del psicoanálisis en su diferencia con la psicoterapia, en tanto el psicoanálisis fuera-de-sentido, donde lo real es su nombre positivo. Quiero proponer ahondar el debate para avanzar en lo que ya es una axiomática: Un psicoanálisis fuera-de-sentido acentúa el elemento terapéutico del psicoanálisis. Un psicoanálisis fuera-de-sentido además es un psicoanálisis sin punto de capitón; se trata de precisar una experiencia analítica con desplazamientos limitados, lo que permite múltiples formas, pero limitadas por la traba del nudo borromeo que es su soporte. Quizá encontramos aquí un fundamento para explicar una práctica por ciclos, acorde a un psicoanálisis aplicado a la terapéutica.
Y aún más. Lo anterior también permite precisar que el psicoanálisis no es una pedagogía: si se trata de la regulación del goce, éste no se produce por el saber ya establecido. Cuando los psicoanalistas nos dispusimos a dar valor a la vertiente terapéutica del psicoanálisis, cuando J.-A. M agregó al nombre psicoanálisis aplicado a la terapéutica, se abrió un campo nuevo de nuestra práctica, campo que seguramente en diferentes lugares, de distintas maneras se realizaba sin advertirlo como tal, hasta que surge esta formalización que hizo Miller. La Conversación de Arcachon es una prueba.

Y la wirklichkeit
En octubre próximo, el CIEC cumple 10 años desde su fundación así como en su oferta de asistencia. Fue realmente una oferta original en su momento, adelantada a los dispositivos asistenciales del Campo Freudiano, y una respuesta nueva, otra, a los síntomas actuales en un agujero que dejaba la asistencia en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial: recibir a sus desatendidos, fue el inicio. Honorarios bajos en relación al mercado, y fijos. En ese momento era una apuesta doble: en nuestro propio Campo y en el social.
A lo largo de estos años muchos de los aquí presentes han asistido a los diversos cursos propios de las enseñanzas del CIEC que se imparten en los Departamentos de Investigación, y los dos cursos regulares teórico-prácticos: el Postgrado de Psicoanálisis que se desarrolla en el Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, inscripto en la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Médicas, y el Nuevo Programa de Enseñanzas que se imparte en la sede misma del CIEC.
Si bien no constituyen lo asistencial, hoy algunos de sus egresados conforman los Ateneos clínicos, cada uno con 3 a 4 practicantes seleccionados para responder a la demanda de asistencia de la comunidad. Estos Ateneos trabajan un ciclo de 3 años dando lugar luego a otros, y son coordinados por miembros de la EOL y responsables de la conducción del CIEC. Además, hace un año se introdujo el dispositivo de admisión donde 3 admisoras (que coinciden en la experiencia inaugural con coordinadoras de Ateneos) luego de una breve entrevista derivan a los pacientes para su atención. Un promedio de 80 consultas nuevas se producen cada mes.

Las consecuencias en la formación de los analistas.
Creo que podríamos considerar que cada renovación de un conjunto de Ateneos constituye una forma particular de nudo al modo de “desplazamiento limitado”, y en estos diez años situaría al menos cuatro.
Qué encontramos: un CIEC con raíces profundas en el Campo freudiano y en la ciudad. Un CIEC que, como lo proponía su directora con motivo del 10º aniversario, ha dejado entrar a la ciudad en él, lo que se lee en la concurrencia de personas de distintos barrios de la ciudad, de poblaciones cercanas y lejanas, de otras provincias, de distintos niveles socio-económicos, de todas las edades, solos o en grupos, con sus demandas espontáneas. Están también las orientadas por instituciones hospitalarias, educativas, judiciales. Y desde aquellos primeros pacientes a los actuales constatamos el cambio en la clínica.
Pero focalicemos el punto que es el devenir de los practicantes.
1- Los primeros, los del pecado original, la mayoría jóvenes miembros y adherentes de la EOL, entusiastas decididos a fundar una nueva experiencia en la práctica. Pero además, muy orientados para dirigir las curas con el marco de hacer de éstas trayectos lineales, así como un psicoanálisis puro en las premisas de doctrina, como sus propias experiencias analíticas. Es más, un trabajo importante se realizó en aquél momento para considerar cómo marcar el pasaje de las entrevistas preliminares a un análisis, sin contar con diván. Lo nombraría como un desplazamiento inaugural de la experiencia analítica/práctica privada-práctica asistencial.
2- El desplazamiento que sigue fue introducido por la llegada de “Los inclasificables de la clínica psicoanalítica”, es decir, la nueva formalización de la clínica en el Campo Freudiano, a lo que se agregó más tarde “Las psicosis ordinarias”. Pero aquél primer texto vino a dar cuenta de nuestros casos raros y a interrogar la práctica con ellos. Una nueva clínica sostenida por estos fundamentos llevó a transformar la práctica al punto que ya nadie hoy habla de diván. La perspectiva del psicoanálisis puro había comenzado a virar al aplicado sin que éste aún se precipitara con todo su ejercicio de pleno derecho. Un desplazamiento epistémico-clínico que marca a mi entender la primera hiancia, la distancia por vía de la práctica, entre la propia experiencia analítica del practicante y la que él mismo llevaba adelante en los tratamientos del CIEC. En el Primer Encuentro Americano en 1993, se presentaron los casos clínicos que dieron cuenta de esta clínica y de esta práctica.
3- Pero, en adelante, se trató ya no casos aislados, sino de un aluvión de demandas ligadas a la época: niños abusados, familias con la violencia en su seno, adolescentes consumidores de sustancias, sujetos enviados por la justicia, las escuelas, es decir, los efectos de lo social y la época invadieron los consultorios del CIEC. Esa demanda transformó la perspectiva de la respuesta de los practicantes que ya multiplicaban en los Ateneos y las supervisiones, sus casos con lo extremo del uno por uno, esa clínica actual. El 2º Encuentro Americano de 2005 reflejó el debate alrededor de la pregunta si los institutos eran formadores. Mientras, había ocurrido el Congreso de Comandatuba (2004): allí fue afianzar los principios de la práctica analítica de la Orientación Lacaniana, sin estándares pero no sin principios. La Escuela en su función de formación realizó esta transmisión al instituto, cuando sus practicantes ya no provenían de ella como en el inicio, sino de los propios dispositivos de enseñanza del CIEC. En el 3º Encuentro Americano en 2007, 15 trabajos dieron cuenta de una sistematización de esa experiencia entre el torbellino de la demanda y el ordenamiento de una clínica nueva. Este desplazamiento, desplazamiento clínica-práctica, anuda claramente una clínica borromea con una práctica aplicada a la terapéutica y orientada por los principios de la práctica lacaniana.
4- Casi simultáneamente, con el nuevo dispositivo de admisión y el ingreso de dos Ateneos nuevos por la salida de otros dos, entramos al momento actual donde encuentra la ocasión la perspectiva ya no tanto de la clínica, como del tiempo de los tratamientos: los principios de una práctica que sea analítica, aplicada a lo terapéutico (cómo precisar el fuera-de-sentido) y en tiempos cortos. Estamos transitando en un Centro de asistencia de la Orientación Lacaniana, con lo corto, lo rápido, la reducción del tiempo de comprender (cuando no su salto) y la conclusión por tramos, que considero un desplazamiento realizándose de la práctica de psicoanálisis aplicado-psicoanálisis puro(experiencia analítica del practicante) - retorno.
Una practicante del CIEC decía recientemente: los pacientes del CIEC no hablan de su infancia. Si en el 2º desplazamiento propuse la hiancia entre la propia experiencia analítica del practicante y su práctica, hoy ella es más radical, lo que no indica disyunción. Quizá las enseñanzas del pase iluminen esta dimensión.
Otro asunto que ya no abordaré aquí, es las consecuencias en la formación de quienes orientamos esta experiencia.
Nos queda a practicantes, coordinadores de Ateneos, controlantes, responsables de la conducción del CIEC y a los por venir, hacer pasar esta experiencia a una episteme que dé cuenta de la incidencia del psicoanálisis aplicado en el psicoanálisis puro. Propongo en nuestro horizonte más próximo interrogar si de ella surge la pragmática lacaniana.

(Presentado en las XVII Jornadas de la EOL Sección Córdoba)



30 de agosto de 2008


Invita a la Presentación del Libro
Problemas de Aprendizaje y Psicoanálisis
Ana Ruth Najles




Presentan:

Graciela Brodsky

y

Alejandro Daumas



Coordina: Jorge Faraoni

*** Viernes 5 de septiembre de 2008 19 hs.

***Prometeo Libros Matienzo 1642 - Las Cañitas - Ciudad de Buenos Aires


[EBP-Veredas] Convite: Psicanálise e medicina

Editora Escuta e Livraria Pulsional
convidam para o lançamento do livro
Psicanálise e medicina
Durval Mazzei Nogueira Filho
Data: 30 de agosto – sábado
Horário: das 11 às 13:30h
Local: Livraria Pulsional
05007-001 São Paulo, SP
Fone: (11) 3672-8345 / 3865-8950

28 de agosto de 2008



NOCHES DEL DIRECTORIO

La clínica – la escuela

Jueves 28 de agosto – 21 horas

Invitado: Francisco Hugo Freda

Interlocutores: Ricardo Seldes y Ernesto Sinatra

Coordina Oscar Zack


La historia de psicoanálisis tiene un ritmo: primero estaba el síntoma (el síntoma histérico, en el caso de Freud), luego la interpretación del síntoma, que dio lugar a la transferencia, al psicoanálisis y al psicoanalista. Freud fundó ese movimiento epistémico que se continuó con la creación de una Escuela para asegurar la continuación de dicho movimiento.Es decir que a partir de la interpretación que se hizo del síntoma, se generó una práctica (el psicoanálisis) y una política (la escuela analítica).El esquema general sería: síntoma-política.¿Qué podemos observar? Que los síntomas han cambiado con el correr del tiempo. La psicosis, la perversión, “las nuevas formas del síntoma” son los ejemplos más evidentes. El progreso de la ciencia, la influencia de cultura sobre la pulsión, el impacto del psicoanálisis en el discurso social han modificado el síntoma y la interpretación que de él damos.De dicha constatación la pregunta que se impone es la siguiente: La escuela analítica, ¿sigue dicho movimiento?De alli el título de esta presentación: La clínica- la escuela. La actividad consistirá en una presentación de Hugo Freda; luego harán su interlocución espontánea Ricardo Seldes y Ernesto Sinatra y luego se abrirá a una conversación “sin concesiones”.
Los esperamos.


Se realizará en la Sede de la EOL – Callao 1033 5to piso



The London Society of the New Lacanian School
Psychoanalysis in Conversation
Towards the “Rally of the Impossible Professions: Beyond the False Promises of Security”

London, 20th September 2008

Joanna Moncrieff in conversation with Roger Litten

Joanna Moncrieff, psychiatrist and one of the founder members of the critical psychiatry network [1], talks to Roger Litten of the London Society of the New Lacanian School

RL: Perhaps we can start by sketching out 3 questions: your own position and how that led you to the Critical Psychiatry Network, how that Network came about, and some of the issues that this work has led to.

JM: Well, in common with many people, I went into psychiatry because I found medicine boring and tedious. Psychiatry offered me the possibility of something more philosophical, political, and sociological to think about - how we view madness and how we classify disturbing and deviant behaviour. So I20was reading Thomas Szasz and R.D. Laing when I was at medical school 8 0 they were the only ray of interest I could find in the subject area. What led me to the Critical Psychiatry Network was the complete disparity between my experience with patients and what the text-books had led me to expect. The books and journals said ‘there are this number of discrete mental disorders for which you give this specific treatment and then people get better’. This was just not my experience. For example with anti depressants, I saw people who had been taking them for years and didn’t seem better. I couldn’t find any evidence that these were actually helpful to people. Soon the whole evidence base for psychiatry seemed to me to be up for question.

RL: This was before ‘evidence base’ had become a widespread notion.

JM: Yes, this was in the 90s and one of the reasons that I was so successful with my early publications was because the=2 0notion of Evidence Based Medicine was just coming in and20the Cochrane collaboration had just started. I was able to publish because of the enthusiasm for EBM. It certainly worked in my favour in the early days. But it is a double edged sword. The more I looked into the research literature the more holes I saw in the standard accounts of psychiatric treatments. So I wrote some papers on lithium and drugs for alcohol treatment – the latter were being pushed by the pharmaceutical industry and they were really changing the whole area of addictions. This was an area where psychotherapy and therapeutic communities had been the main approach, but there had always been a very strong biomedical school of explanation for addictions. Nevertheless the main forms of treatment were psychological and psychotherapeutic. I could see the pharmaceutical industries coming in, capitalising on the want that people had for a biological explanation, which was reinforced by the availability of medication. The very idea that there is a physical treatment available reinforces the belief that addiction is caused by discreet identifiable biological abnormalities…

RL: … which is like a model of supply and demand. If the supply is there it creates the demand. We20almost need a strong marketing paradigm to expla in the persistence of some of these ideas.

JM: I would say we need a political paradigm: the psychiatric profession needs to justify their medical training; the pharmaceutical industry needs a biological explanation to sell their drugs; and to a certain degree the State prefers it because it avoids bringing this degree of complexity into the political and democratic arena.

RL: These are three major factors that bolster what counts as a scientifically validated basis of mental illness. JM: Ben Goldacre [2] who I met with briefly recently wanted to emphasise how it is the public that often demand biological explanations and medical treatments, but I think the main impetus has come f rom the institutions mentioned, who have helped shape public attitudes and expectations.

RL: Can we hook that around the development of the Critical Psychiatry Network?

JM: Yes, as I said, there was a discrepancy between my experience and the literature, and when I moved to the Institute of Psychiatry I linked up with five or six others who had similar views - three in particular. We began by organising a series of talks: Simon Fernando, Nikolas Rose, the Maudsley User Group came along, and that’s how it started in London. We had informal meetings based at the Institute of Psychiatry where we discussed papers and books. It sounds ironic, but it’s a very mixed place and some of the senior people are quite sceptical and were quite sympathetic to us. My boss Anthony Mann was supportive and even Robin Murray likes having a debate - he thought it was good that there was another point of view. He didn’t come to our meetin gs, but he20was supportive. So in some ways it was quite a facilitating place, I never felt censored there. So we started them once a month for about a year, and then we were contacted by Phil Thomas and Pat Bracken in Bradford who were part of a little group of like-minded people. They got in touch because the Labour Government were going to review the Mental Health Act. It had been on the cards for a while, but the Conservatives hadn’t got around to it. The Government wanted the new Act to introduce compulsory treatment in the community. We wanted to oppose that idea. We felt it was important that the ‘case against’ was articulated, and to make the point that the objection was coming from within psychiatry. Shortly after this was announced there was the case of Richard Stone – the man accused of killing a woman and her daughter in Kent. He had been released from psychiatric hospital just prior to that because he was deemed to be an untreatable psychopath. That set in motion a whole line of activity in The Home Office who needed to find a legislative way to approach the problem. They came up with Dangerous Severe Personality Disorder – a category that could be dealt with under mental hea lth legislation.

RL: Who came up with it?

JM: The Home Office invented this concept – I don’t know that it’s included in any diagnostic manuals, but they came up with this concept of DSPD, presumably in conjunction with forensic psychiatrists who were liaising with them, advising them. And they set up a review to work out how people with a dangerous, severe, personality disorder could be detained or imprisoned using mental health legislation of some sort, and that process was merged with the MHA review. There then follows the attempt to medicalise DSPD, and a wish to use psychiatric legislation to introduce indeterminate detention with out trial.

RL: That whole que stion of the intersec tion of legislation with the clinic is very interesting. The diagnostic category was invented in the law first, then filtered through to the medical level without addressing the question of aetiology or treatment.

JM: Yes, the MHA review process brought it in: there was a bill published which had quite a lot to do with this category of DSPD, but the bill didn’t get through parliament in the end.

RL: You also get the idea that this theme has been generalised more broadly with the contemporary questions of risk and security. So there seems to be a link between the compulsory community treatment, and the shift towards preventative measures - a move away from dealing in detail with specific instances.

JM: Yes, a lot of sociologists have written about the risk culture: Bauman and Beck, for example. I think it is very much part of this. You can show that there are escalating numbers of people being detained under the Mental Health Act. The number increased a lot in the 1990s but people were not being discharged in any greater numbers by tribunals so there were more and more people being detained in hospitals…

RL: …at the same time psychiatry hospitals were being cut down...

JM: …yes, beds are being cut down. So the emphasis in psychiatry has changed considerably since I started. Now there’s a much stronger emphasis on risk prevention, or social control as it used to be called.

RL: In your own work you’ve identified quite precisely the redistribution of the role and status of psychiatry, the relocalisation of psychiatric treatment. You’ve looked at the effect of legislation on the status of those who are treated, and you’ve shown how this has involved a profound reorganisation of that whole domain in the last decade…

JM: … Stefan Priebe has traced this: ordinary psychiatric beds have been cut, but beds in secure units have increased, particularly in the private sector. So there’s a privatisation of social control going on. That has helped this whole political attempt to muddy the issues, and this mirrors, I think, the idea at the base of psychiatry: ‘Let’s hide this issue of social control, lets pretend its medical treatment, and if you privatise it as well it’s even more difficult to pin down.’

RL: … so it appears less political, it appears more arms length. I came across your 1997 paper, ‘Psychiatric Imperialism and Medicalisation’. It’s a nice summary of very complex themes. Let me quote you from the opening paragraph on the rise of institution of psychiatry: “Its function was to deal with abnormal and bizarre behaviour which without breaking the law did not comply with the advance of the new social and economic order. Its association with medicine concealed that aspect of social control by endowing it with the objectivity and neutrality of science. The medical model obscured the social process of deviance by locating problems in human biology …” In three sentences you have condensed a remarkably powerful nucleus.

JM: I wrote that when I was an SHO, a junior doctor. I wrote it for Soundings, which was then a new Open University magazine. It makes me feel sad as I sit here now in UCL! No-one would ever encourage me to write a paper like that today. I’ve got to write papers that get into the Lancet for the Research Assessment Exercise, so it’s difficult to find time and the outlets to write things like that which need to be written, which do actually get to the fundamental core of the issue…

RL: … and remain as valid if not more valid with the developments that have been built on it the past decade. The other useful point within that paper is the way that you trace the psychiatric treatment of depression in parallel with the psychiatric treatment of schizophrenia. The argument is far more powerful as you track the rise of the Defeat Depression Campaign and the use of the concept of depression to generalise treatment to the community at large. It moves the discussion away from a psychiatric notion of mental illness towards that of an emerging market…
JM: … and it makes a political message about what it is to be normal in modern society, which is very much tied to consumerism and neo-liberal ideals: encouraging people to aspire to be something different, to work harder, do more, buy more, and to always look for a quick consumable fix for every problem that they have.

RL: It certainly provides a quick and convenient short cut to the current situation in the psychological field with its growing emphasis on increasing access to psychological therapies [IAPT]…

JM: ... Yes, CBT ...

RL: ... and treatments of depression which are then heavily anchored in the Evidence Based Movement which obscures the social construction of what is at stake. By reminding everyone that they are not happy we see a self-perpetuating loop of promise and disappointment that creates demand and the proliferation of an industry.

JM: I meant to read up more on the sociology of consumerism. It’s important. It has become ‘a bad thing’ these days to put up with something. The idea that you might tolerate conditions that aren’t perfect would classify you as a bit stupid and certainly not a dynamic modern go-ahead person ...

RL: … especially if there are surgical fixes out there …

JM: … yes, the rise of cosmetic surgery is probably the best example of this, but I think that psychiatry with anti depressants and CBT is a similar phenomena…

RL: … depression is seen as a life style issue that can be solved by consumerism – if only you were more weal thy you’d be more happy. And the other side to this is the internalisation of a psychological deficiency: you are only depressed because you haven’t achieved self-fulfilment. Again, it’s a life style issue, but this time it’s because your attitude is wrong.

JM: To get back to the Critical Psychiatry Network - we met up with the group in Bradford and produced a document that we put into the review of the Mental Health Act. And then we started having regular meetings and were joined by other people from around the country,

RL: How many were you? JM: fifteen at most.

RL: I think it’s important to contextualise what is required to get something like that off the ground - not a cast of thousands.

JM: Yes there were between 10 and 15 people at that initial meeting. We organised conferences, the first one was around the review of legislation. Those have been well attended (the best was about 300 people). The audience has always been mixed, but included a number of other sympathetic psychiatrists. We have about 70 people on the email list, about 15 who turn up regularly at meetings. In the early days we tried to come up with a list of objectives, a sort of manifesto, which proved a difficult task. It was clear that we had things in common, but it was difficult to write something that everyone would sign up to. I did bat out some points that we could agree on: scepticism towards the evidence base, the biological basis to psychiatry, the=2 0efficacy of biological treatments, and an objection to the emphasis on coercion and medicalisation and the issues of social control.

RL: The diversity of voices within your group is probably your strength.

JM: We didn’t really need a manifesto actually. Duncan Double, a psychiatrist from Norwich, made us a great website and that’s a much better way of illustrating what we are about. You can put lots of different perspectives on there without everyone having to subscribe to everything.

RL: Yes, your website is important. Your involvement with the initial problem of the reform of the Mental Health Act produced valuable documents that are still available as a trace of the=2 0work you were doing. Part of the difficulty we all have is of keeping up with the political discourse ­– we are always one step behind. There are always full time bureaucrats generating proposals for this an d that! We can’t fight every single proposal, but it’s very important to have a trail that shows what we said at the time. What gets set out in opposition is more valid than any small modification made to the government’s proposals.

JM: One of my personal objectives for the Critical Psychiatry Network and for my own work is simply to create a record that there are voices opposing the mainstream view. I would say that in psychiatry quite a lot are not fully signed up to the mainstream view. I go round and do a lot of talks at education meetings and I rarely get a completely hostile response - almost always there is quite a large proportion of the audience that are sympathetic.

RL: I was speaking to Michael Po wer recently, discussing the rise of audit culture and the impact it has had on various professional domains, and he mentioned that there is a counter discourse out there but that there is nowhere for it to be inscribed. There are20questions and dissenting voices, most of all amongst those who are responsible for implementing the programmes. The auditors themselves are not that convinced, let alone anyone else!

JM: On the issue of audit, we are a registered stakeholder for the NICE process. I was dubious about whether we should be at first, as I have lots of doubts about the NICE process…

RL: …but those doubts don’t make it go away...

JM: No they don’t. We haven’t influenced the process, but by putting in objections and demonstrating the flaws in their arguments we have been able to highlight the vested interests at stake. We have been able to demonstrate that t hey are not just evidence based, that there are lots of different vested interests.

RL: This reflects our own problems in the field of the talking therapies. There’s an endless series of consultations, and our responses go in but that’s the last you hear before the next document comes out for consultation. There’s a growing cynicism about the process, which is clearly just one of justification for decisions already made. There’s the danger of co-option, of giving legitimacy, but if we don’t find ways of speaking out and registering somewhere the alternative is worse.

JM: Yes, it’s been a very interesting process. We may not have influenced NICE guidelines, but by making objections to their drafts, and demonstrating the flaws in their arguments we have been able to highlight the vested interest at stake, the fact that these are not simply evidence based, that it is not an objective process, and that they reflect all sorts of vested in terests. For example, with the depression guidelines, Duncan Double, Irving Kirsch, and I made the point that all their primary analysis was actually negative. They said themselves that the result was too small to be clinically significant, but then they went onto do secondary analysis on the same data! They wrote a detailed response to all our other points, but didn’t mention this ‘minor detail’! Irving and I wrote a paper for the BMJ which pointed this out - to their great embarrassment. I’m not sure it changed the NICE guidelines, but it has been publicly recorded that they actually ignored advice which pointed out the fundamental flaw in their analysis.

RL: The other side of that is the recent question about the pharmaceutical industry’s role in directing the research and suppressing or selecting the evidence base which is made available.

JM: And there are deeper conceptual issues. Is it right to have NICE guidelines on depression? Is depression a useful concept? We submitted some evidence in which Sami Timimi, a psychiatrist from Lincoln, makes a cogent attack on the concept of ADHD (also published in the BMJ). The NICE guideline committee have so far taken no notice whatsoever of his advice. Yet again it may not have made an impact on the guidelines, but it is recorded that there’s another point of view, and that the guidelines committee have taken no notice whatsoever even though we are a registered stakeholder.

RL: It becomes important to establish an alternative view just to say that this is not the only version of best practice. It becomes i ncreasingly necessary to say something about established best practice. It becomes ever more important to establish an alternative view, not just conceptually, but practically. To say that although this may be the dominant, or orthodox approach, it is not the only version. In order to say that although we don8 0t practice in that way, we are not unscientific, unethical or un-proven.

JM: The areas link up. The main problem with the NICE guidelines is that it is impossible to be completely objective in the area of the mind. There is not just one simple factual answer about how to deal with people who are distressed or disturbed. It is not like a liver disease or chest infection. In our discussions about the MHA review we had a meeting with Barry Turner (an academic layer and a very useful person to know). We were talking about what would happen when the new Mental Health Act conditions for compulsory treatment came into force. Some of us would like not to have to implement them, and we needed to know how we could defend our practice in those cases. We had a meeting with about 12 people, and we all agreed that there were good reasons for not coercing people in the community and we wrote that up and put it on th e website. It exists as a document for people who choose not to use those new measures (that have been added to the 1983 Act).

RL: This was a shift in the boundary between the forensic and the civil, and is an important shift in the boundary in the realm of psychiatry itself.

JM: My impression is that the criminal law is already overwhelmed: the police are overwhelmed, and that is one of the reasons why a lot of criminal proceedings are actually being shifted into the mental health field. For example, I have a number of patients who have committed very serious crimes, but I cannot get the police to prosecute them. I think that is another reason why these boundaries are being blurred, and psychiatry is increasingly being used to mop up the capacity that the criminal justice system cannot deal with.

RL: That provides a nice loop back to the construction of psychiatry as a profession in the first place.

JM: Coming back to the issue of professional practice, we’ve been having a debate recently about the use of forcible intramuscular injections of a drug called haloperidol as a method of rapid tranquilisation, in other words “restraint”. Some doctors have been criticised by their Trusts for trying to restrict its use, but we looked at various guidelines on the use of emergency sedation and it became clear that there was little evidence about the full implications of its use and no evidence that it was superior to other drugs. It is also well established that patients find haloperidol particularly frightening and unpleasant. So we hope that by having a discussion and preparing a position statement on it which we will publish on the website, we can support doctors who are criticised for trying to avoid this practice. It comes down to establishing that there is a body of professionals who can say what a variant of acceptable practice is.

RL: That’s relevant to a body such as ourselves: Lacanian psychoanalysis has had a very marginal representation within the field of the psychological therapies=2 0in general but also amongst psychoanalysts in the UK. The danger is that with the move to regulation we find ourselves on the margin of what is considered ‘best practice’.

JM: I was reading an interesting article by Terry Johnson - a chapter in a book on Foucault - he is suggesting that there was a contract between the state and professions to manage different forms of deviance, to manage areas of social life. The contract was that the professions would have autonomy (and this is Friedson’s theory of profession) in return for managing this difficult area of social life. Now, this contract is being reneged on by the government

RL: … renegotiated …

JM: Absolutely. The government are taking back... they are denying the professions their autonomy. They want to increasingly regulate the professions centrally themselves.

RL: And that opens up a complex and central field about the status of the experts in contemporary society, because government doesn’t actually want that responsibility at its door. The expert then gets caught in between.

JM: I wonder if that means that the basis of psychiatry is going to start to break down. It will become more obvious that this is just social control, and20the position of psychiatrist will become less tenable. This latest rise of psychological therapies is linked: less well-paid people are being asked to take on these difficult problems. This will change the nature of the problems, the nature of the treatment, and the nature of the contract - everything.

RL: That=2 0contract being rapidly rewritten, without any clear articulation of the possible consequences for any of us: practitioners and patients. Maybe you will write about this, although perhaps not as part of the RAE …

Notes:
1. www.critpsynet.freeuk.com
2. Ben Goldacre is the Guardian’s ‘Bad Science’ columnist.
Summer 2008Transcript & Edit: Janet Low
www.londonsociety-nls.org.uk




PSICOLOGIA › A PARTIR DE LOS ASESINATOS ESCOLARES EN ESTADOS UNIDOS

School killers

La autora vincula los asesinatos cometidos por escolares con “la civilización que, de la mano de la ciencia, deja al sujeto frente al desamparo capitalista, en la época de la inexistencia del Otro que sumerge al sujeto en el desengaño y la errancia”.


Por Alejandra Glaze *

El caso de asesinatos escolares más paradigmático, y del que más información se puede encontrar, es el de Dylan Klebold y Eric Harris, quienes entraron en la Columbine High School, estado de Colorado, el 20 de abril de 1999 (día del nacimiento de Hitler), abriendo fuego contra el estudiantado, a las 11.10 de la mañana; asesinaron a 12 alumnos y un profesor e hirieron a 24 personas, para finalmente suicidarse en la biblioteca. En enero de 1998 habían sido detenidos, derivados a psiquiatras y remitidos al programa juvenil de “Diversión” (sic) de la oficina del distrito del Condado de Jefferson, por robar material informático y estrellar un auto, motivo por el cual debieron pagar multas y tomar clases para el “control de la ira” (lo que lo llevó a Harris a escribir en su diario: “Amo mi ira”). Salieron del programa en febrero de 1999, y en abril del mismo año llevaron adelante la matanza de Columbine. Tras ser diagnosticado con un desorden obsesivo compulsivo y depresión, Harris fue medicado con Luvox.

En más de 1000 páginas de diarios de propia mano de los dos jóvenes, a las que se tuvo acceso en 2006, describieron meticulosamente algunos de los preparativos del ataque, y dejan claro que la idea era asesinar entre 600 y 700 personas. Habían dejado bombas instaladas en los estacionamientos de la escuela, para que estallaran a la llegada de la policía y los padres desesperados, pero no funcionaron los dispositivos de tiempo. Harris habla de sus planes de acumular explosivos para “volar medio país”. Dice: “Será como los disturbios de Los Angeles, como el atentado de Oklahoma, como la Segunda Guerra Mundial y Vietnam, todo mezclado... Quiero dejar mi huella en el mundo”. Y agrega: “Una vez que comience nuestro extermino, recuerda que hay probablemente cerca de cien personas como máximo en la escuela a quienes no quiero matar, el resto debe morir (...) A las seis de la mañana: reunión, a las 10.30: prepararse, a las 11: alistarse, y a las 11.16: divertirse”.

Pero hay muchos otros casos. Uno de ellos es el de Jeff Weise, de 16 años, quien vivía en Red Lake, un pueblo pobre y marginado, en una reservación indígena. Su padre se había suicidado cuatro años antes y su madre se encontraba internada por un accidente automovilístico con severos daños neurológicos. Ya había intentado suicidarse luego de la muerte del padre, y vivía con su abuelo y la mujer de éste. Estaba medicado con Prozac hacía tiempo, y dos semanas antes del ataque había sido redoblada la dosis. Participaba en los foros de Internet referidos al nazismo, identificándose como naziindígena: “Nada me hace reír tanto como las ovejas en el rebaño”, o bien, “Sólo sabes lo que los libros y las masas sin cerebro te cuentan”, respondiendo a un participante que discrepaba con la ideología de la ultraderecha. Este adolescente mató a nueve personas antes de suicidarse: sus abuelos, un guardia de seguridad de la escuela –para poder pasar por el arco de detección de metales–, una maestra y cinco alumnos. Se creía más inteligente y más “abierto de mente” que los demás: “Está muy bien que hayas tomado el camino que tus vulgares amigos desprecian, tener la mente abierta siempre es un plus”, decía a otro internauta. “La gente está tan desinformada, es tan ignorante y tiene la mente tan estrecha que esto convierte tu existencia en un infierno en vida.” Varios alumnos escucharon y vieron cuando le decía a una alumna riendo: “¿Crees en Dios?”, disparando para todos lados.

El 16 de abril de 2007, ocurrió la llamada “masacre de Virginia Tech”. Murieron 33 personas y 29 resultaron heridas. Se trataba de Cho Seung-Hui, de 23 años, un estudiante surcoreano de literatura inglesa, que finalmente se suicidó. Durante las dos horas entre un tiroteo y otro, el asesino envió una encomienda postal a NBC Noticias, donde iba un manifiesto, fotos y videos expresando su odio y resentimiento hacia la sociedad en general, y allí decía: “No tenía que hacer esto. Pude haberme ido. Pude haber desaparecido. Pero no, no escaparé más. No es propio de mí. Por mis niños, por mis hermanos y hermanas que ustedes jodieron, lo hice por ellos... Cuando llegó el momento, lo hice. Tuve que hacerlo”. Hablando directamente a la cámara, dice: “Tuvieron 100 billones de oportunidades y formas para evitar (lo de) hoy. Pero decidieron derramar mi sangre”. Este joven también estaba medicado con Prozac desde hacía un tiempo.

Estos son sólo algunos de los casos.

El cinismo

La pregunta que se impone es cómo articular aquello que aparece desarticulado, un sinsentido, un horror absoluto en el marco de lo social como lo imposible de representar. En esa pregunta e intentando arribar a alguna hipótesis, encontramos una ficción: Kevin, de Lionel Shriver (Anagrama, 2008), que escribió esta novela, como ella misma dijo en un reportaje, “buscando razones para reafirmar su decisión de no tener hijos”. El argumento se puede contar sencillamente: una madre escribe cartas a su marido, un par de años después que el hijo de ambos llevara a cabo una matanza escolar para terminar en un instituto correccional para menores de los EE.UU. Son 600 páginas sobre la devastación del cinismo. Un ejemplo: “Somos, simplemente, versiones cada vez más grandes y más codiciosas del mismo individuo que come, caga y folla, y nos tomamos infinitas molestias para disimular delante de todo el mundo, incluso de un niño de tres años, que casi todo lo que hacemos se reduce a comer, cagar y follar. El secreto es que no hay ningún secreto. Eso es lo que realmente deseamos ocultar a nuestros hijos, y esa ocultación es la verdadera conspiración de los adultos, el pacto que mantenemos, el Talmud que tratamos de proteger”.

La de Eva es la historia de una madre que a los 40 años decide tener un hijo al percatarse de la posibilidad de la muerte de su marido y la suya propia, recorrido donde se encuentra con que nada coincide con los clichés escuchados sobre la maternidad: “(Kevin) ya debía de haberse dado cuenta con anterioridad de que yo tenía vida propia, pues, si no, no se habría dedicado a destrozarla con tanta deliberación. Y ahora debe de haber comprendido, además, que tengo voluntad propia: que escogí tener un hijo y que tenía otras aspiraciones que su llegada truncó. Esa intuición suya estaba tan en desacuerdo con la ‘deficiencia de empatía’ que le habían diagnosticado que consideré que merecía una respuesta sincera de mi parte”. Y es así que en una áspera conversación con su hijo, ya en el penal, le dice: “...¿Te querrías tú a ti? ¡Si hay justicia en este mundo, algún día te despertarás contigo en una cuna al lado de tu cama!”.

Rechazo, esa es la palabra que uno puede entrever a lo largo de todo el libro. Rechazo de Eva hacia su hijo para alojarlo en algún deseo, rechazo de la castración en Kevin, que lo aliena a un punto de absoluta devoción, paradójico, que conduce a un acto que se demuestra como único modo de separación y que la lleva a decir respecto de su hijo: “¿Remordimiento?... ¿Qué podría lamentar?... Ahora es alguien, ¿no? Y se ha encontrado a sí mismo, como se decía en mis tiempos. No tiene que inquietarse por si es un bicho raro o un chalado por la informática, un empollón, un atleta o un ganso. Tampoco tiene que preocuparse por si es gay: es un asesino. Lo cual resulta maravillosamente ambiguo. Y, lo mejor de todo: se ha librado de mí”. Y por otro lado asegura: “Esa idea de ser su propia obra de arte es muy americana...”.

Lo que se evidencia es que no estamos en la época del malestar freudiano, sino en la de la impasse que desecha la solución victoriana de la ética de las virtudes, solidaria del superyó que hizo existir lo prohibido, el deber y la culpa, y su correlato de un Otro consistente. Hoy se trata del superyó que ordena gozar, y que en vez de dejar al sujeto confrontado a ese Otro, lo confronta al objeto y al plus de goce. Eva dice: “En un país que no distingue entre fama e infamia, ésta parece mucho más asequible”.

Epifanías

Habría que pensar si estos hechos pueden enmarcarse en la “adolescencia”, o más bien extenderse al plano de la subjetividad. La epifanía es un concepto griego que da cuenta de una manifestación divina (algo similar al “entusiasmo”), “desorganizada” y no formalizable; y en un sentido retórico es la manifestación del ser. Pero a Lacan la epifanía le sirve de referencia para hablar del encuentro con lo real. Son “pedazos de real” no ligados que aparecen por puntas, por cabos sueltos, definiendo así a un goce opaco de sentido, el goce del sinthome, Joyce disfrutando de su escritura como creación, un goce sin Otro, que no intenta satisfacerlo otorgando sentido. Lacan sostiene que se caracterizan por la consecuencia resultante del error en el nudo, por el hecho de que el inconsciente está ligado a lo real, y es así que J. Aubert la define también como un desdoblamiento de la experiencia: un lado poético y un lado realista, que liquida lo poético, describiendo de ese modo una falla en el mundo, en la conexión entre inconsciente y real.

No hacer existir ningún Otro es un retorno a la irresponsabilidad y, por otro lado, sostenemos que hay síntoma cuando no hay asentimiento del sujeto a su propio goce. Qué podemos decir sobre aquellos que van a la búsqueda (comandados por el discurso de la época) del goce que sería el adecuado. Qué pensamos acerca de aquellos que justamente se definen por su propio goce, que ésa es la marca indeleble con la que quieren dejar su huella en el mundo. Y lo dicen... y llevan a cabo un acto que inapelablemente los ubica en ese lugar... asumiendo una absoluta responsabilidad, lo que no implica la culpa. ¿De qué responsabilidad se trata? Una hipótesis: responsabilidad que surge del consentimiento a la exclusión del terreno de la sociedad de los débiles, del engaño, para situarse en el desengaño en relación al significante, lo que los define, para el psicoanálisis, como “los desengañados que se engañan”, aquellos que van en busca de la verdad, obviando que ésta tiene estructura de ficción, y, en ese camino, sólo se encuentran con el goce que define el ser del sujeto por fuera de la dialéctica neurótica de la justificación del ser, del deseo.

School killers

J. A. Miller sostiene que “los síntomas de la civilización deben primero descifrarse en los Estados Unidos”. La civilización es el sistema de distribución del goce a partir del semblante, pero hoy es la civilización la que de la mano de la ciencia deja al sujeto frente a la Hilfosigkeit (desamparo) capitalista, una hegemonía que la globalización reproduce y donde más claramente aparece la cuestión de la época de la inexistencia del Otro, que sumerge al sujeto en el desengaño y la errancia, con la cuota de incredulidad respecto del padre. Mientras que para Freud un sistema filosófico es una paranoia lograda, para Lacan lo es la ciencia moderna, ya que en su pretensión de saber forcluye al sujeto que la crea, dejando fuera el deseo del que se trata. Es así que se puede pensar estos actos asesinos como el alojamiento en lo que parece la única nominación posible frente a la imposibilidad de hacerlo en relación a un deseo, que se presenta como inlocalizable en la estructura, que sólo es posible por el reconocimiento del Otro, el primer objeto, como una exigencia de amor que establece un lazo primero.

Tanto Harris como Klebold describieron el “no caber dentro”, y “no ser aceptados”, pero esto iba en sincronía con lo que llaman la “timidez” y sus ideas de superioridad. Se armaron contra todas las personas que encontraron ofensivas (los atletas, las muchachas que dijeron no, otros marginados o cualquiera que pensaban que no los aceptaba). En una de las cintas grabadas, se reían acerca de lo fácil que era hacer que la otra gente crea lo que ellos querían. Hablaban de cuán “desarrollados” eran, de cómo se consideraban “sobrehumanos”, sobre la rabia y la cólera que había aumentado por años y que destruiría el mundo. A tono con la política americana, mencionan con indiferencia que algunos de sus amigos podrían morir y que sus familias quedarían devastadas, pero lo justificaban diciendo: “La guerra es la guerra”.

Los padres de Klebold y de Harris son de clase media alta y universitarios, incluso los Klebold le dieron su nombre por Dylan Thomas. En un reportaje realizado hace pocos meses en el New York Times, ven a su hijo como un perseguido por sus compañeros, arrastrado por Harris. Describen el día de los hechos como un “desastre natural”, como un “huracán”. Ella dice: “Yo no he hecho ninguna cosa por la cual necesite ser perdonada”. Culpan a lo que llaman la “cultura tóxica” de la escuela (la adoración de los atletas y una cultura tiránica). Su padre termina diciendo: “Yo soy una persona cuantitativa, soy astrofísico, no estoy calificado para entender esto”. Es evidente que este padre encarna el discurso de la ciencia y que no hay ninguna posibilidad que se formulen alguna pregunta respecto del acto de su hijo, ni siquiera en la dimensión de la pérdida del mismo. Es justamente Klebold quien escribe en su diario: “Es un hecho: la gente es tan inconsciente... Bien, yo creo que la ignorancia es una dicha... Eso explica mi depresión”.

Todos estos jóvenes se definen como parias, como rechazados, desclasados, descastados, como viviendo en un mundo paralelo y exigiendo la verdad, en lo que podríamos llamar una posición de objeción al para todos capitalista. Klebold escribió: “Lo juro, soy como un paria, y cada uno de ustedes está conspirando contra mí”. Es así que esto es retomado por el discurso social, policial y educativo, que hablan incluso del bullying escolar para referirse al maltrato, opresión y humillación que se da entre adolescentes y niños, a la “venganza de los rechazados”, donde se trata siempre de víctimas y victimarios, llevando la cuestión al plano ingenuo de pensar que los hechos hasta aquí narrados son efecto del maltrato al que estos supuestos “rechazados” fueron expuestos. Así pasan a ser culpables los atletas, los populares, los “adaptados” al sistema.

Si el Otro no existe, el Otro como punto de basta no existe, ocupando su lugar el discurso como principio de lazo social, y es así que se reemplazan las relaciones verticales por las relaciones horizontales, pero esto es evidente que falla, cuando lo que define la posición de esos jóvenes asesinos es la negativa a soportar semejantes y constituir una especie. Es así que son los otros, en serie, y ya no uno determinado, los que deben morir, como modo de marcar la diferencia absoluta. Es la comparación que plantea Jacques-Alain Miller entre el crimen por utilidad (podríamos decir, ligado a algún tipo de lazo) y el crimen por goce, donde se pierde la brújula del Otro, un rechazo de la castración originario, reduplicado en el discurso de la época.

Pero el rechazo del que se trata en estos casos es algo más fundamental y constitutivo, un rechazo anclado en su propia constitución subjetiva, que los ubica como sujetos por fuera del lazo social, y donde lo que prevalece es el “boquete abierto en lo imaginario por todo rechazo (Verwerfung) de los mandamientos de la palabra” (J. Lacan, “Variantes de la cura tipo”). Si el Otro no existe, no hay sutura posible entre el significante y el significado, ni correspondencia al referente. Se va a tratar entonces de una palabra que engaña siempre, y es solo semblante. Es decir, estamos frente a un rechazo en lo real: un no ha lugar a la castración, y, por lo cual, se produce la exclusión de la dialéctica del deseo.

Frustración

Pero justamente, es de un rechazo de donde lo real toma existencia como respuesta a la demanda. No hay otra verdad que la que el deseo esconde con su falta, “para hacer como quien no quiere la cosa con lo que encuentra”, cómo arreglárselas con el goce que no tiene nombre. De últimas, sabemos que la psicosis es el fracaso del semblante, y que sólo hay deseo si algo de la falta circula y se inscribe de alguna manera. Pero en nuestra época, el sujeto ha quedado en relación con el objeto del deseo, el goce, que supone una cierta indiferenciación del objeto y su numeración, abriéndose así el camino a la serie.

Es el odio que viene a negar el ser del Otro, que al no poder encarnarse en un Otro consistente, se distribuye en la humanidad, el Otro al que hay que destruir es el mundo, dispersión donde entonces ya se trata de los pares, de la especie, no localizando un Otro persecutorio, y armando lo que podríamos llamar un delirio poco consistente que no lo sostiene como lazo, dejando al sujeto frente al goce, ya que lo que se evidencia en la persecución es el vacío de subjetividad, el vacío de la referencia, que funda la posibilidad del delirio de cada uno.

Lo que constituye el mecanismo fundamental de la paranoia es esencialmente el rechazo de cierto apoyo en el orden simbólico, rechazo de la castración que se manifiesta como delirio del pensamiento. Y en última instancia, del rechazo de la violencia del deseo como deseo del Otro, que somete al sujeto a la dialéctica de asimilación o de incorporación, o de rechazo. Eva dice de su hijo: “Los niños deben encontrar inquietante un deseo tan profundo, y Kevin siempre traducía su inquietud en desprecio”. O bien: “...puesto que deseara lo que deseara, yo se lo podía negar, la ausencia de cualquier deseo sería para él una especie de garantía de que no podría imponerle mi autoridad”.

Podríamos decir, provocativamente: “No hay síntoma, hay responsabilidad, hay certeza, hay acto”, acto que se presenta como un atravesamiento de una barrera infranqueable, como una forma de acceso a un goce imposible, que fija un tratamiento del objeto, pero del lado de la separación, donde ya no es representado por un significante. En octubre de 1998 (7 meses antes), Harris había escrito: “¡Es mi culpa! No de mis padres, ni de mis hermanos, ni de mis amigos, ni de mis bandas favoritas, ni de los juegos de ordenador, ni de los medios, es solo mía”. Agrega: “Estoy lleno de odio y lo amo”, y en diciembre de 1998 sostuvo que él hubiese sido un buen infante de marina: “Eso me habría dado una razón para ser bueno”. Y además: “¿Ustedes saben que los odio? ¡...Humanidad!!!! ... mataré a todos...”; “Yo soy la ley, y si ustedes no están a gusto con eso, mueren”.

Los términos “impostura”, “engaño”, “estafa”, “canallada”, “impropiedad”, “cinismo”, definen ese terreno donde no se puede soportar el semblante, donde el Ungleuben, la no-creencia, deja de lado el término de la creencia en el que se muestra la división del sujeto, ya que no hay saber que no se eleve sobre un fondo de ignorancia. La creencia es semblante en acto, es decir, en términos freudianos, crea la realidad del sujeto, dándole un argumento consistente para sostenerse en el mundo a través del sentido. Pero si es la impostura lo que manda, esa creencia no funciona como semblante, ¿qué queda para el acto? ¿Cuál es su lugar entonces cuando decimos que la certeza del acto anula la indeterminación del sujeto?

Eva dice de su hijo: “Kevin no se burlaba de la inutilidad de nuestros tabúes, sino de la propia sustancia de éstos. ¿Y qué hay de su actitud hacia el sexo? ...El sexo es una lata (...) Es como las piezas de aquella caja de herramientas de juguetes que Kevin desdeñaba de niño: la clavija redonda encaja en el agujero redondo. El secreto es que no hay ningún secreto (...) supongo que no tardó en darse cuenta de su carácter ilusorio”. Eva es una buena representante del pragmatismo americano, y no deja de ironizar acerca del “americanismo” de su marido, un buen representante de la “sociedad de los débiles”, cuyo apellido ella no permite que sea el de su hijo, por considerarlo grosero y “terriblemente americano”.

Tal vez debamos entender estos actos como la posibilidad de encuentro (o búsqueda) con un objeto vacío de subjetividad, con un otro objetalizado, sin deseo. O como dice Eva por primera vez angustiada, al final de la novela, en el momento en que Kevin le entrega lo que parece su único objeto de interés y resto del único ser por el que Eva parecía sentir amor: “No ocurre con frecuencia que, cuando miras un objeto, éste te mire a su vez”. Dejamos esto como enigma. Es a través de la ficción de la novela que se enterarán de qué objeto se trata.

* Directora de Virtualia, revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL). El texto forma parte de una investigación en conjunto con Silvia Bermúdez, y se incluirá en Púberes y adolescentes. Estudios Lacanianos, de próxima aparición (ed. Grama).


Del Boletín Voz a Vos de la NEL-Medellín
Actualización de conceptos de la práctica clínica
Cursos de introducción al psicoanálisis
Curso III - ciclo del 2008

Clase de apertura: Septiembre 17. Entrada libre
Inicio del curso: Septiembre 24. Para inscritos
Miércoles 6:00 a.m. -7:30 a.m. semanal
Docentes: Eugenia Flórez, Héctor Gallo, María Cristina Giraldo, Integrantes GIPN, Reina Lopera, Claudia Velásquez, José Fernando Velásquez. Psicoanalistas de la NEL-Medellín
Informes e inscripciones: Sede de la NEL-Medellín Edificio el Rectángulo - Calle 49B # 64B – 112 (201) - Sector Suramericana. Tels: 260 18 72 - 260 31 74. E-mail: nelmedellin@une.net.co
Fragmento de la presentación: el replanteamiento de los conceptos clínicos ofrecido por Lacan en su última enseñanza, concretamente a partir del seminario XX, es un aporte fundamental para quienes en la actualidad hacen su práctica clínica inspirados por el psicoanálisis. Se debe tener en cuenta este aporte al momento de pensar los síntomas actuales, los impasses contemporáneos, la declinación de los modelos previos, las formas de goces ofertados y estandarizados en la actualidad, las nuevas formas de tratamiento del cuerpo, el auge de la ciencia, la segregación y el mercado, y por último la urgente necesidad de aplicar una transformación a los dispositivos de asistencia institucionales o particulares.


PROGRAMACION
Septiembre 17. Clase de apertura. Entrada libre
Introducción: las dos clínicas, de la estructura a la clínica borromea.
Docente: José Fernando Velásquez
Septiembre 24. Inicio del curso. Sólo para inscritos
Inconsciente Real y Pulsión
Docente: Héctor Gallo
Oct 1. La identificación y el Otro contemporáneo
Docente: GIPN Grupo de Investigación en Psicoanálisis con Niños
Oct 8. “No hay relación sexual”
Docente: Claudia Velásquez
Oct 22. Formas actuales de la sexuación
Docentes: Eugenia Flórez y Reina Lopera
Oct 29. El acto (pasajes al acto y acting out) y el sujeto contemporáneo
Docente: GIPN Grupo de Investigación en Psicoanálisis con Niños
Nov 5. Cuerpo y biología lacaniana
Docente: Héctor Gallo
Nov 12. Las nuevas formas de las psicosis
Docente: José Fernando Velásquez
Nov 19. Síntomas y sinthome
Docente: María Cristina Giraldo


“Destierro y Reparación”
http://www.destierroyreparacion.org/
Septiembre 5 a Noviembre 16 de 2008
Convocado por el Museo de Antioquia y por la Corporación Región
La NEL-Medellín participa como socio, la biblioteca coordina

Participación de la NEL-Medellín
I. Seminario “Sujeto y Desplazamiento” Sábado 4 de Octubre. Museo de Antioquia. Entrada Libre
Presentación: En nuestro medio, los efectos del desplazamiento en la subjetividad y el sufrimiento indecible de los afectados, se vuelven invisibles de tanto ser vistos, porque las dimensiones humana, política y civil del sujeto desplazado son desmentidas, cuestión que produce una indiferencia social que pasa a tener el estatuto de un síntoma ajeno a los intereses del ciudadano que no padece este flagelo. Los efectos perversos que todo esto produce no se hacen esperar en la sociedad y el sujeto mismo. El desplazado no es tan ajeno a los sujetos contemporáneos que somos, porque cada uno de nosotros es, sin duda, un desecho del mercado global. El Seminario “Sujeto y Desplazamiento” que la NEL-Medellín realizará en el marco del Proyecto “Destierro y Reparación”, se propone mostrar en qué consisten los efectos subjetivos del desplazamiento forzado, dimensión que suele ser negada por el discurso social dominante, interesado en abordar el problema en una perspectiva que confunde lo “psicosocial” con lo asistencial.
Ponencias:
1. Del destierro del héroe trágico al desplazamiento forzado. Héctor Gallo
2. La indiferencia como síntoma social. José Fernando Velásquez
3. Violencia y trauma. Jorge Iván Zapata y Luz Elena Gaviria
4. El destierro: un desarraigo de la subjetividad. Margarita Múnera
5. Cuerpo y desplazamiento. Lyda González
6. Familia y desplazamiento. Gisela Suárez
7. Adolescencia y desplazamiento. Adolfo Ruiz y Eugenia Flórez
8. ¿Reparación? María Cristina Giraldo

II. Conversatorio “Sin-vergüenza: amarás al prójimo”
Miércoles 1 de Octubre, 6:00 p.m. Casa del Encuentro (Museo de Antioquia). Entrada Libre
Presentación: ¿Por qué el sentimiento de vergüenza se opone al cinismo propio de la posición sin-vergüenza que parece caracterizar a esta época? ¿En qué sentido puede afirmarse que el llamado al respeto por el diferente, es un principio más modesto que el del mandamiento “amarás al prójimo”, sobre todo cuando es un desmovilizado el concernido? Son los dos problemas que se abordarán en esta conferencia a realizarse dentro del marco de los Conversatorios sobre Destierro y Reparación. Si el respeto al otro y la convivencia con el diferente no corresponden a formas naturales de relacionarse, entonces hacen parte de un esfuerzo de la cultura por civilizar los vínculos humanos, esfuerzo que implica un compromiso institucional y ciudadano de contribuir en la construcción de una ética civil orientada a oponerse a la degradación del semejante.
Ponente: Héctor Gallo. Psicoanalista. Miembro de la NEL- Medellín y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (A.M.P.).

III. Instalación artística “Pérdida y duelo” Tony Evanko Artista y arquitecto
Participan por la NEL-Medellín: Margarita Múnera, Luz Elena Gaviria y María Cristina Giraldo
Museo de Antioquia. Entrada Libre

La participación y enlace de la NEL-Medellín se prepara semanalmente en el Laboratorio Conflicto armado y desplazamiento
Convocado por: La Biblioteca de la Orientación Lacaniana de Medellín (FIBOL)
Coordinación: María Cristina Giraldo por la Comisión de biblioteca y publicaciones: Astrid Lema, Jairo I. Londoño, Adolfo Ruiz y Raquel González


26 de agosto de 2008

POIESIS 13_ Nel Guayaquil



poiesis


Boletín del CID de Guayaquil

No 13 agosto 2008


Responsables:

Mónica de Espinel

Elena Sper

Juan de Althaus


Ronald Portillo fue el primer profesor de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Católica, en su segunda promoción. En la apertura de la misma, e invitado por el CID Guayaquil, dió la conferencia "Psicoanálisis y Globalización". Poiesis trae una síntesis de los aportes de la misma, en la cual, siguiendo un recorrido a partir del inconsciente como discurso del Otro, y las posibilidades de desciframiento que ello implica, mostró como los síntomas contemporáneos exlcuyen al Otro y al inconsciente. Al preguntarse sobre la posible intervención del analista lacaniano sobre ellos propuso que se trata que esa dimensión de goce rechazado pase por la reconstrucción del Otro, "en la contingencia de escribir lo real del síntoma". Estamos seguros que el lector sabrá encontrar la riqueza de la propuesta. MFCE




Psicoanálisis y Globalización
Ronald Portillo



Ronald Portillo abrió su intervención haciendo referencia a "Radiofonía", entrevista en la cual Lacan habla del "ascenso al cenit social del objeto a". Sostuvo que los analistas de hoy deben confrontar el predominio de lo real del goce, matriz de las llamadas "patologías contemporáneas", "los nuevos síntomas".

En el punto que llamó "Del inconsciente a la pulsión", explicó que para Lacan el inconsciente es político, en la medida en que responde a la categoría de lazo social. Lo relacionó con el texto freudiano sobre el chiste y afirmó que es éste "… la formación del inconsciente que mejor define la dimensión social del inconsciente…su dimensión política." Precisó que: "El inconsciente se genera… en la medida en que el sujeto establece relaciones de demanda o de deseo con el Otro en el marco de un discurso." Sin embargo, dijo que si bien el inconsciente se relaciona con el deseo, la dificultad aparece cuando se aborda la relación del sujeto con el Otro sexo, pues ahí se evidencia que el sujeto se relaciona sobretodo con su objeto de goce, el objeto pulsional.

Desde la perspectiva de la formulación lacaniana "el inconsciente es el discurso del Otro", Portillo dijo que "…el síntoma es… un mensaje cifrado, cuyo significado reprimido está a la espera de ser esclarecido… por el Otro". Mostró como, sin embargo, la pulsión de muerte freudiana ya introdujo una clínica en la que "…confluyen satisfacción y displacer, confluencia que Lacan llamó goce, propio de la pulsión destructiva".

Al hablar de "Mas allá del Padre", Portillo explicó que si los síntomas freudianos se presentan articulados a un sentido inconsciente, "… los síntomas contemporáneos se presentan como un rechazo al Otro… al saber inconsciente, al Otro del lazo social." Así, afirmó que "las patologías contemporáneas conforman refugios de goce refractarios a toda dimensión del sentido inconsciente, develan la presencia de un real sin ley,…un goce excluido del saber del inconsciente".

Se refirió al texto de Antonio Negri y Michael Hardt , "Imperio", para hablar de una "…ausencia de limites en nuestra civilización …una civilización dispersa …inconsistente, …compatible con el caos …(que)… proviene de los desmantelamiento de formas basadas en los ideales tradicionales." Esto lo relacionó con la "…caída o desvalorización del ideal de regulación sostenido por la metáfora del padre." Ante ello, dijo, "… proliferan las patologías del consumo… o surgen patologías insólitas", en alusión a los crímenes que se cometen por Internet.

Refiriéndose al efecto "otaku" en adolescentes o adultos jóvenes japoneses, adictos a aspectos restringidos de la sociedad mediática, Portillo comentó: "Este tipo de fijación de goce… comporta una de las características esenciales de las patologías contemporáneas: un marcado desinterés por sus contemporáneos." Se trataría, en términos de Lacan, "... del establecimiento del Uno de lo real del goce sobre el Otro simbólico de las regulaciones propias del lazo social."

Al hablar de "El psicoanalista y los síntomas contemporáneos", Portillo retomó de J.A. Miller las posibles posiciones de los analistas en la actualidad y caracterizó al progresista como aquel que aspira "a una traducción neuro-cognitivista de la metapsicologia freudiana". Punto en el que previno que el escollo "…reside en que las patologías contemporáneas no responden al fármaco, tampoco a ningún apoyo o autoridad proveniente del Otro."

Portillo planteó que los llamados síntomas contemporáneos como la anorexia o los ataques de pánico prescinden del Otro, "son expresión de puro goce". Frente a ellos fracasa el desciframiento o las intervenciones de sentido. Ante lo cual propuso que lo novedoso de la intervención psicoanalítica lacaniana reside en el intento de que lo rechazado por el inconsciente pase por "…la necesaria reconstrucción del Otro, en la contingencia de…escribir lo real del síntoma…producir el pasaje del goce del Uno…a la dimensión del Otro simbólico del inconsciente".

Los dos caminos para este tipo de intervención serían realizar "el empalme lacaniano para lograr que el goce pueda conectarse con algún sentido, transformándose…en goce sentido". De esa manera el goce particular del sujeto entraría en conexión con el Otro del inconsciente, el Otro social. "Es el gran desplazamiento…propio del tratamiento psicoanalítico", señaló.

La otra vertiente que planteó fue la de hacer existir al inconsciente como saber por la vía del amor, el cual que permite "…mediar entre los Unos del goce solitario". Y el instrumento es precisamente la transferencia "…en donde el amor se dirige al saber supuesto".


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24 de agosto de 2008

Video JAM Coliseo abril -2008


VIDEO CONFERENCIA DE J-A MILLER EN EL TEATRO COLISEO



Video editado por Julia Goldenberg julygold@hotmail.com




CONFERENCIA DE J.A.MILLER EN EL TEATRO COLISEO

El 28 de abril de 2008, luego del cierre del VI Congreso de la AMP en Buenos Aires, Jacques Alain Miller dió una conferencia abierta al público en el Teatro Coliseo de nuestra ciudad. Más de 1300 personas asistieron expectantes a su intervención, la primera en Buenos Aires después de 7 años. Un acontecimiento para quienes estuvimos allí que seguramente podrán apreciar quienes ahora puedan verlo y escucharlo desde el sitio de la AMP http://www.wapol.org/ que lo da a conocer desde su portal.

Comite Internet de la AMP

laopinion.es: J.M. Álvarez - "La invención de las enfermedades mentales"


Literatura
Las enfermedades mentales, una ´invención´ de nuestra época


Si todos los autores tienen su libro, el psicoanalista Jose María Álvarez confiesa que el suyo es "La invención de las enfermedades mentales", una obra "especial" entre las que ha escrito, cuya primera edición sufrió algunos percances, y que ahora rescata Gredos, sello de los clásicos.

EFE El volumen estudia la transformación de "la locura" en "enfermedades mentales" al examinar los resultados de dos siglos de clínica y confrontarlos con la vida del famoso juez Paul Schreber, autor de "Memorias de un neurópata", cuya locura fascinó a Freud o al Nobel Elías Canetti, entre muchos, constituida en paradigma.

El texto nació en 1995 cuando un eminente impulsor de la nueva psiquiatría, Manuel Desviat, hasta hace pocos meses director médico del prestigioso Instituto Psiquiátrico Jose Germain, de Leganés, escuchó a este autor en una conferencia que trató ese asunto y le invitó a dedicarle un monográfico.

Álvarez se puso a la tarea, que duró cuatro años y se completó en 400 páginas. En ellas se interroga, "con miras prácticas", sobre el saber edificado en el terreno de la psicosis y propone centrar la atención en "la experiencia concreta" del loco.

Jose María Álvarez (León 1960), miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (APM) y especialista en Psicología Clínica del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, ciudad en la que ejerce la clínica y la docencia, es autor de otros títulos como "Estudios sobre la psicosis" (2006).

En el periodo transcurrido entre la primera edición y esta segunda, Álvarez recuerda que junto con Fernando Colina, Ramón Esteban, Pepe Eiras y Chus Gómez pusieron "en marcha la Otra psiquiatría", y con Fernando Martín Aduriz, el Espacio del Instituto del Campo Freudiano en Castilla y León.

En el prólogo, Colina llama "inculta" a la psiquiatría que olvida enlazar sus ideas con las nociones que provienen del resto de las ciencias humanas: psicoanálisis, antropología, lingüística, historia, literatura o filosofía. Y reclama "el hombre de palabra": "la dimensión ética que subyace al pathos humano y que ha sido olvidada por el discurso de las enfermedades mentales".

El psiquiátrico de Leganés, antiguo manicomio Santa Isabel que acogió a poetas como Blas Infante o Leopoldo Panero, ha sido las últimas décadas, bajo la dirección de Manuel Desviat -destituido por el gobierno de la Comunidad después de 30 años al frente-, referencia de la Reforma Psiquiátrica en España y en Latinoamérica.

Y aquella conferencia de 1995 germinó en este libro, que ahora Álvarez ha reescrito en un estilo más claro y añadiéndole extensión, hasta superar 500 páginas en las que intenta articular la clínica tradicional con el psicoanálisis.

En los primeros capítulos analiza las visiones desgranadas por los especialistas sobre la locura maniaco-depresiva, la paranoia, la demencia precoz y la esquizofrenia, para después mostrar cómo la locura de Schreber da al traste con todos los intentos de explicar la enfermedad mental.

El título del ensayo anuncia el contraproducente resultado que ha tenido la sedimentación de esas construcciones culturales, razón por la cual se exhorta a "reanudar el diálogo con el alienado y a pensar de otro modo la locura".

La gran telaraña de su portada ya sugiere lo que acaba por afirmar: "si se quiere revitalizar la investigación psicopatológica, es necesario salirse de los equívocos de la comprensión y dejar de colocarse como garantes de la realidad y de las ideas correctas", o lo que es lo mismo, quitarse telarañas para ver.

Álvarez propone seguir la estela del psicótico, poner los cinco sentidos sobre sus manifestaciones para ver cómo afectan a quien las sufre, qué le aportan esos fenómenos o por qué son esos, precisamente, los que padece.

Su delirio nos enseña que "detrás de esas ideas, tan raras como amadas, alguien bracea para aferrarse a la vida", escribe.

El psicoanalista concluye con una reflexión de Séneca universalmente humana: "Nadie por sí mismo tiene fuerza para salir a flote. Precisa de otro que le alargue la mano, que le empuje hacia afuera".





23 de agosto de 2008

PsicoCity-Bogotá: Últimos Posteos





Blog de la ciudad, para ciudadanos, y acerca de la actualidad en Bogotá y Colombia. Habitante de la ciudad y del mundo de hoy: proponga notas y comente las existentes. La idea es conversar sobre nuestra realidad, sus razones y posibles consecuencias, sabiendo que una moneda tiene más de dos caras... ¿o no?