29 de agosto de 2009

Breve comentario acerca del texto “Sobre los usos de la palabra ‘judío’ “, de Alain Badiou

Breve comentario acerca del texto “Sobre los usos de la palabra ‘judío’ “, de Alain Badiou

Marco Mauas

Alain Badiou propone uns solución “global” o de “reboot the system” del conflicto de Medio Oriente. El cuerpo viviente, que goza, no está incluido en esta perspectiva.

Diré primeramente que me siento realmente tocado por las afirmaciones y conclusiones de Badiou en relación a la abolición de los predicados de identidad, entre ellos, según él escribe, ‘judío’ y ‘francés’, en tanto medios de establecer límites nacionales y políticos, pues conducen a consecuencias indeseables. Se lo agradezco personalmente. También, estoy de acuerdo. Seguramente es deseable alcanzar esta fase avanzada. Temo también que es demasiado avanzada para el momento presente, y para una especie con un cuerpo, un cuerpo que goza, con el que ha de vivir.

Es un hecho—un hecho de discurso, un hecho “hystórico—que el estado de Israel, fundado en 1948, si bien se supone ser la consecuencia del sionismo como ideología política, indudablemente fue una consecuencia de facto de lo que llamaré, sí, Shoah—porque es el nombre más conveniente subjetivamente para sobrevivientes, si creemos en algunos testimonios—y no hay razón para no creerles. Sobrevivientes se sienten, en mi experiencia, menos perseguidos cuando usan “Shoah”. Sobrevivientes perdieron sus familias enteras por la masacre industrial orquestada por los nazis, con la inestimable, preciosa ayuda de las democracias Europeas y sus gobiernos. Sin esta preciosa ayuda Europea, es quizás difícil imaginar tal perfección en economía, medios, oportunidad, transportes, información, recolección de datos, etc etc.

Estas economías y estados democráticos son naciones muy civilizadas hoy, que al cabo de largos y emocionantes esfuerzos de muchos años han llegado a un acuerdo para lentamente formar una entidad, política y económica, llamada la EU, que pone de lado como una especie de “semblante” temporario algunas de las muchas características nacionales de la gente que allí vive, como dice Badiou, en Europa. Pero aún viven y se llaman a sí mismos con nombres genéricos suposiciones de atribución de identidad.

Es también sin duda un gran logro para las Naciones Unidas el haber llegado a la conclusión que ayudó a crear el estado de Israel, un hogar para aquellos que corren el peligro de creer demasiado intensamente que tienen algo que ver con el “predicado judío”. Esta conclusión alivió muchas formas de persecución continuada para esta gente. Si ud cree fuertemente que ud “es” algo “llamado X”, y ud es perseguido por gente que coincide con su delirio de identidad…bien, es más bien urgente para ud encontrar un lugar donde ud pueda sentir que este “predicado de identidad” tiene alguna chance de ser incluido en un discurso, mantenido lejos de la persecución, para darle a ud algún tiempo de sobrellevar su propia definición de ello, para llegar a una especie de pacto con ello, etc. Ud necesitará tiempo, y un lugar para vivir.

Es también una especie de paradoja que sea demandado—como lo hace Badiou—precisamente de Israel, como estado, “atravesar el fantasma” del predicado colectivo, atravesarlo colectivamente. Suena como si Badiou demandara de Israel “ser la luz de los Pueblos”, otra vez. Llegar como comunidad precisamente a aquello a lo que tantas naciones sólo tocan como un “semblante” muy lejano.

Esta es una paradoja, la “paradoja de Badiou”, que es análoga de algún modo a la paradoja de Burali-Forti. “Todos los conjuntos que tienen la propiedad P”. “En el conjunto llamado “Israel”, llamemos “israelíes” a todos aquellos que están allí.” Pero no entraré en esto ahora.

Hay mucha gente con coraje en Israel—Badiou dixit—que ya está dispuesta a esta solución que él propone, al menos según sus declaraciones. Este tipo de cambio, sin embargo, requiere más que exhortaciones o deseos. Requiere el uno-por-uno atravesar las “atribuciones de identidad”. “Atribuciones de identidad” como problema incluye el cuerpo, el cuerpo viviente de cada uno.

Para llegar al punto en el que acordamos separarnos de alguna atribución de identidad (un significante del otro, un S1 como Lacan lo escribe) necesitamos hacerlo tomando cierta distancia de la atribución del Otro. Comenzando por decir que ud que ud es efectivamente “X”, ud debe desplazarse del “territorio para X”, al “territorio para X, Y , Z” y as’i ayudar a resolver “un problema” que su “errónea” solución de identidad ha fijado de algún modo incompatible para Europeos/Americanos esclarecidos. Uso el plural. No se sabe qué clase de plural es este. Estamos en un campo totalmente imaginario. Testimonios son del uno por uno.

El problema con la solución de Badiou (una solución “global” o de “reboot the system”)


El problema con la solución propuesta por Badiou para el conflicto de Medio Oriente está “built-in” la solución misma. La solución es una especie de propuesta generalizada. “Uds tendrían que desarmar la identificación colectiva que os define como ‘estado judío’ , y luego proceder a definir la nueva situación como ‘israelí es quien está situado aquí’ “.

Esta es una especie de propuesta “reboot the system”. El único problema con esta solución global es que la identificación de “judíos” como “israelíes” se hizo necesaria y urgente por el hecho de la Shoah, que a su turno fue, esta Shoah, la “solución final” para los nazis para su “problema judío”. Fue evidente que los nazis atraparon incluso a esclarecidos por la única razón de que tenían antepasados que se llamaban a sí mismos “judío”. Luego redujeron sus cuerpos a cenizas o jabón. Ahora Badiou pide que se desarme el estado como “estado judío”. Me permito recordar aquí, de paso, que el título de la obra seminal de Hertzl es Der Judenstadt” (“Un estado para/de los judíos”).

Spinoza rechazó aceptar la idea de “pueblo elegido”, excepto para; (TTP, Cap 3)

“Finalmente, si uno quiere mantener que los judíos, por esta o por cualquier otra causa, han sido elegidos por Dios para siempre, no lo contradiré si él admite que esta elección, temporaria o eterna, no tiene otro alcance, en la medida en que es peculiar a los judíos, que el estado y las comodidades del cuerpo [imperium et corporis commoditates] (pues sólo así se puede distinguir una nación de otra), mientras que en relación al intelecto y a las virtudes reales, cada nación está a la par con el resto, y Dios no ha en estos respectos elegido un pueblo más que otro.”

Pero Spinoza es inimitable. Se separó a sí mismo de la posición de “elegido” por su invención singular—como Borges escribe en un poema, Spinoza creó a Dios. De aqu’i él pudo examinar cuál es la función de las posiciones de “elegido”. Esto es algo que solamente puede hacerse uno-por-uno.

Esta es parcialmente la razón por la cual Lacan prefirió Kant a Spinoza. Kant incluye a Shylock. Shylock es un personaje “anti-reboot.” Spinoza, con toda su encantadora belleza, rechaza el cuerpo, aún escribiendo “comodidades del cuerpo.”

Después de que un sujeto llega a una pequeña separación de “la atribución del Otro”, aún puede decidir continuar usando esta “atribución”. No veo (ni creo) como es solamente “por fuerza del Otro” que el uso de “judío” pueda existir como tal.

Necesitamos un nombre para esta distancia. Quizás sea más precisamente un “momento de comprender”. Quizás sea “tiempo subjetivo”. Le llevó muchos años a Freud llegar a su “conclusión Acrópolis”, que lo ubicó un pequeño paso más allá de un uso particular—el de Freud—del “nombre del Padre”. Existe acaso la posibilidad de una “pluralización colectiva”, algo como “los Nombres del Padre”, como una base para un nuevo discurso colectivo?

Israel es “arcaico” como estado en el mismo sentido en que “tener un cuerpo” hoy es arcaico.


Finalmente, en estos tiempos en los que los 50 mejores sitios del Internet “elegidos” por “Time inc.” Son sitios donde ud puede tener la sensación de que allí “nada falta”, como en una especie de experimento de “navegar en la angustia”, me permitiré decir que leo la frase de Badiou acerca del estado de Israel como “arcaico” en este sentido: adscribir tal importancia a un estado y a la definición de sus ciudadanos—entre otras cosas, los varones circuncidados en general—es arcaico en el mismo sentido en el mismo sentido en que hoy es cada vez más difícil decir para ud que tiene un cuerpo.

Um comentário:

Héctor Mauas disse...

Querido y respetado hermano mío: temprano por la mañana según es ya hábito ligeramente incómodo, y con alegría, encuentro tu comentario sereno y construído acorde a la geometría que le conviene. El Sr. Badiou,y,con él, todos los creyentes dialécticohegelianos, aún creen el mesías de la totalización cosmopolita que el propio Nietzsche anotó como rasgo esencial al cristianismo que, antes o después, desemboca en la intolerancia frente a lo que resiste. Y en lo judío hay ese rasgo de resistencia a la totalización, persistiendo muchas veces en la tozudez de la irracionalidad, que produce, además, resto eternamente.
Si existe cosa que pueda cerrarse como atributo de lo "Francés", o lo "Inglés", o lo que fuere -rompedero de cabeza de todos los nacionalismos que concursan para establecer quién es el único verdadero-, si semejante cosa existe, que dudamos desde ya, con perdón de los hegelianos debemos confesar que el judío es un nombre sólo cuando cuando es incompleto,hecho de palabras y cosas circuncisas, que nunca alcanzan ni llegan a sitio alguno prometido, siempre insuficientes. Israel es necesario y lo seguirá siendo en la medida en que su propia existencia permite a los judíos vivir en una tierra que los admite partidos, como grupo no-homogéneo.
De los cuerpos, sólo puedo relatar mi experiencia como oyente de un reportaje que un europeo le hiciera, hace ya algunos años, al escritor Amos Oz, debiendo aclarar ya que su escritura no me agrada demasiado en lo personal. Relataba que en su niñez, transcurrida en la Jerusalem de los primeros años de existencia del Estado de Israel, durante las primeras horas del alba en las todavía se duerme, se escuchaban en la calle los gritos de las pesadillas que padecían los sobrevivientes de la Shoah,y nadie se aterraba, nadie pedía silencio, ni piedad, y cesaban a la salida plena del sol. Ni siquiera las buenas intenciones, ni el amor, podrán con ello, ni ello necesita consuelo.